Las tejedoras preservando la armonía de la Sierra

Como el proceso de tejer, la construcción de una identidad compartida requiere tiempo y compromiso constante. De generación en generación, la experiencia y territorios del pueblo Kankuamo se reflejan a través de sus tejidos.

La importancia del tejido en la comunidad Kankuama para preservar la identidad y la historia. Liliana Villazón lidera la Asociación de Artesanos Kankuamos, utilizando el tejido como medio espiritual y económico. Ella también desempeña un papel crucial en la creación de la Comisión de Mujeres Indígenas y Familias Kankuamas para abordar desarmonías y promover la justicia.

Como el proceso de tejer, la construcción de una identidad compartida requiere tiempo y compromiso constante. De generación en generación, la experiencia y territorios del pueblo Kankuamo se reflejan a través de sus tejidos.

 

Cada patrón y color de los textiles Kankuamos son más que decoraciones. Son representaciones simbólicas de la evolución de su sociedad a lo largo de cientos de años.

 

Esta artesanía no es estática sino dinámica, adaptándose con el tiempo para encapsular nuevas experiencias, historias y cambios culturales, un testimonio tangible del conocimiento ancestral de la comunidad y su viaje a lo largo de la historia.

 

Las mujeres Kankuamas tienen la enorme responsabilidad de salvaguardar y preservar la historia de su pueblo, una historia rica en sabiduría ancestral profundamente arraigada a la tierra y la memoria colectiva. Desde el corazón de las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, estas mujeres comparten la historia de su pueblo a través de sus artesanías tejidas.

 

“Las mujeres representan las cuidadoras de la vida. Somos el territorio y debemos protegerlo. “Escribimos” esto en nuestro trabajo artesanal, nuestro deber de mantener armonía en nuestro territorio”. – Liliana Villazón Arias, líder Kankuama, artesana y bailarina.

 

El tejido Kankuamo comienza antes de la acción de coser un chipire, la estructura circular que se convierte en la base de una mochila. Comienza observando y escuchando a los mayores, en general abuelas, mientras explican cómo el fique guarda los pensamientos y la energía de su tejedora y de quienes la precedieron. Similar a un útero, es un depósito que nutre el conocimiento espiritual de los Kankuamo.

 

Liliana Villazón es una de esas jóvenes cuyo amor por su madre tierra le fue transmitido por su familia y comunidad. Aprendió a ser consciente de sí misma y de su entorno observando a su abuela tejer y caminando con ella por el resguardo, escuchando y bailando las canciones de su bisabuela, y observando a sus padres y mayores liderar a su comunidad Kankuama en Chemesquemena, Cesar.

 

“Me sentaba junto a mi abuela mientras tejía y solo la miraba, o cogía su mochilón y comenzaba a tejer. Nunca decía ‘no hagas eso’, decía ‘déjame ver qué hiciste, mija’. […] Cómo nos acercamos por primera vez a estas tradiciones es importante, y ella sembró una semilla en mí”.

 

Ahora, con 28 años, Liliana es una líder de la Asociación de Artesanos Kankuamos (ASOARKA), con la que ACDI/VOCA está trabajando a través de nuestro Programa Juntanza Étnica en un proyecto productivo con nuestro socio, el Consejo Territorial de Cabildos (CTC), al lado de 80 otras kankuamas.

 

Como miembro de ASOARKA, Liliana aboga tanto por la preservación del arte tradicional del tejido como por la protección de la memoria colectiva y la sabiduría ancestral y espiritual tejidas en estas artesanías.

 

Para ella y otras mujeres de la asociación, la artesanía significa más que el éxito comercial del producto. Representan una oportunidad para generar ingresos, contribuyendo así al bienestar y la seguridad tanto de las mujeres como de sus familias. Pero también sirven como una narración tangible de su identidad tradicional.

 

El bienestar económico y espiritual son ambos necesarios para la supervivencia de la comunidad. Uno no puede ser más importante al otro. Liliana trata de transformar la práctica del tejido en algo más que una empresa económica, aprovechándolo como una puerta de entrada a oportunidades de liderazgo político.

 

Su participación con Juntanza la ha ayudado a fortalecer sus habilidades como defensora y líder dentro de su comunidad, sirviendo como modelo inspirador para otras mujeres jóvenes.

“Es importante que estas tradiciones se transmitan y se compartan. Nos estamos enseñando y aprendiendo mutuamente para poder apoyar a otras mujeres y niños”. – Elsida Bolaños, autoridad de la comunidad Makumake Rio Seco.


Las mujeres Kankuamas en su conjunto han aprovechado su trabajo como artesanas y su importancia espiritual y económica para abogar por su inclusión en los procesos de toma de decisiones del Cabildo.

Uno de los logros más importantes de estas mujeres es la creación de la Comisión de Mujeres Indígenas y Familias Kankuamas (CMIFAK), un proceso en el que Liliana ha desempeñado un papel clave de liderazgo. La Comisión trabaja para garantizar la justicia y sanación de las desarmonías que afectan los cuerpos de las mujeres, las familias y el entorno alrededor.

 

El término “desarmonía” se usa a menudo entre pueblos indígenas para referirse a la violencia infligida por un miembro de la comunidad a otro. Está profundamente arraigado en una comprensión holística del bienestar, donde todo está interconectado: el individuo con la comunidad y la comunidad con la tierra y los planos espirituales.

 

En el contexto de los Kankuamos, estas desarmonías adquieren un significado adicional debido a la íntima conexión espiritual entre las mujeres y la montaña, el centro espiritual de la comunidad. Cuando una es violentada, física o espiritualmente, la otra también sufre discordia. En consecuencia, las mujeres Kankuamo tienen una responsabilidad espiritual especial tanto para la protección como para la sanación, y lideran esfuerzos para restaurar el equilibrio y el bienestar.

 

“No se trata solo de acciones individuales, sino de procesos que llaman la atención de que sí somos una comunidad indígena, que tenemos una identidad y que necesitamos aprender sobre ella y desaprender lo que nos han impuesto, porque lo que nos han enseñado no abarca todo lo que sabemos sobre el mundo”. – Liliana Villazón Arias.

 

A través de nuestra colaboración con el CTC (que pretende fortalecer la autogobernanza de los cuatro pueblos indígenas de la Sierra Nevada), Juntanza y CMIFAK están desarrollando una política para prevenir las desarmonías dentro de las comunidades Kankuamas. Esta política sirve como una guía sobre cómo abordar, documentar y apoyar a víctimas de diferentes tipos de violencia.

 

Las mujeres de la comisión imaginan su replicación en otras comunidades indígenas de Colombia, contribuyendo a ampliar las redes de apoyo y armonizar esfuerzos para sanar el país.

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